Las diversas tradiciones políticas y grandes pedagogos
latinoamericanos. Una reflexión de la formación
docente y de las prácticas educativas a partir de estos recorridos
conceptuales.
Profesor en Filosofía y Pedagogía. Magíster en Planificación de la
Comunicación. Docente y Director del Centro de Comunicación y Educación
de la Universidad Nacional de La Plata, desde hace 20 años. Ex Director
de Educación Superior de la Dirección General de Cultura y Educación de
la Provincia de Buenos Aires. Director de investigaciones sobre "Los
sentidos de la escuela para sus actores" y "Los impactos educativos de
la Asignación Universal por Hijo".
- Las luchas por la emancipación y la formación del sujeto latinoamericano: Simón Rodríguez
- El anarquismo y sus experiencias educativas
- El nacionalismo popular: Saúl Taborda
- El peronismo como pedagogía popular y la educación
- La teología de la liberación latinoamericana y la educación
- Política y educación en el pensamiento de Paulo Freire
Simón Rodríguez
(1769-1854), venezolano, maestro de Simón Bolívar.
Rodríguez aporta una visión particular
de la educación y del sujeto latinoamericano. A diferencia de la pedagogía
hegemónica, Rodríguez considera que es “este” sujeto cultural (indio, mulato,
negro, zambo, mestizo, pobre, desarrapado) el sujeto político, y no el europeo
o norteamericano. Y es este el sujeto pedagógico en formación, y no un modelo
traído de afuera o fabricado en la mente brillante de algún o algunos
iluminados.
Simón Rodríguez alude a lo que podríamos
llamar una pedagogía del viaje, que forma parte de una genuina experiencia
latinoamericana. Vale la pena hacer memoria del viaje de Simón Rodríguez junto
a Simón Bolívar, a pie, por Europa. Un viaje plagado de incertidumbre, de
experiencia social y de utopía. A pie se conversa, se lleva tal o cual libro,
se dialoga y se discute, se miran otros espacios, otros paisajes, se conoce
otra gente, se comenta acerca de los lugares por donde se pasa. En el viaje hay
distintos olores, distintos colores, diferentes sonidos, músicas, canciones. El
hombre se interroga e interroga al viaje: el viaje significa una serie de
preguntas a las que se debe responder de manera fecunda. Toda esa tierra, de
tanto historia y de tan variado paisaje, educa y provoca iniciativas. En los
viajes a pie, en movimiento, se instala más la vida que en el reposo. Ya no es
el maestro el que enseña; el pedagogo es el viaje. Con las marcas de ese viaje,
el 15 de agosto de 1805, Rodríguez y Bolívar ascienden al Monte Sacro de Roma,
dialogan, discuten, recuerdan; se abren, de pronto, hacia el porvenir, como
rasgando las nubes del tiempo; examinan la situación de la América sojuzgada;
advierten la posibilidad de liberarla, destrozando la vasta red opresora; ven
en lo profundo la fuerza que se requeriría para el reto y la acción. Y hacen un
juramento que es el fruto educativo del viaje. Cuenta Rodríguez: “Y luego
Bolívar, volviéndose hacia mí, húmedos los ojos, me dijo: Juro delante de
usted, juro por el Dios de mis padres; juro por mi honor y juro por la patria,
que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que no haya roto las
cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”. Narra Bolívar:
“Abrazándonos, juramos liberar a nuestra patria o morir en la demanda”.
Saúl Taborda
(1885-1943), cordobés, principal crítico de Sarmiento y de la “pedagogía
oficial”.
A diferencia de Sarmiento, Taborda
sostiene que los principios pedagógicos deben derivarse del hecho educativo
comunal y no de la doctrina de la igualdad que es pilar de la escuela oficial y
está sostenida en Europa. Taborda afirma que las instituciones copiadas cargan
con contradicciones que son propias de sus contextos de origen, cosa que ocurre
con las escuelas. Antes de la escuela sarmientina, muestra en su obra Saúl
Taborda, las comunidades habían desarrollado un tipo de educación que Taborda
llama "facúndica" (para aludir al caudillo Facundo Quiroga y al libro
de Sarmiento Facundo. Civilización y barbarie). Allí se hace evidente lo
que afirma Taborda, que todos los espacios sociales (y no sólo la familia y la
escuela) son educativos y tienen su propia didáctica, y se mueven en la
dialéctica entre dos polos: la tradición y la revolución. Pretender, como
Sarmiento, una "revolución" que no tenga en cuenta la tradición
educativa, lleva a copiar modelos extranjeros que cargan con un "ideal de
ciudadano" ajeno a nuestra idiosincrasia.
Hace casi 100 años Taborda apostó a una
renovación pedagógica articulada con la propia experiencia histórica: el
llamado movimiento de la juventud de la reforma universitaria de 1918. En este
sentido, la vivencia y la experiencia, junto al trabajo, son los novedosos
acentos pedagógicos de ese tiempo contra el colonialismo eclesiástico y el intelectualismo
positivista. Otra de las cuestiones más notables respecto al proceso educativo
se refiere al rescate y reconocimiento de la sensibilidad, como así también de
lo sexual. En este caso, llama a explorar y conocer la “erótica juvenil”, cuya
significación es tan diferente a la del adulto, antes de llenar a los jóvenes
(por ignorancia de los adultos-educadores) con un inventario de cosas propias
de la moral y los prejuicios de los adultos.
Paulo Freire
(1921-1997), brasileño, inspirador de la denominada “educación liberadora”.
Entre los múltiples elementos a rescatar
de este pedagogo, debemos destacar que (al igual que los anteriores) Freire
comprende la educación como un proceso situado social, cultural e
históricamente, en este caso, en una situación de opresión. Por eso contrapone
la educación bancaria (donde se depositan contenidos) a la educación
liberadora, que sostiene que nadie educa a nadie, nadie se educa solo, nos
educamos en comunión mediados por el mundo.
Uno de los aportes más importantes de
Freire es que el trabajo educativo debe realizarse “con” los otros, con los
dominados u oprimidos, en la búsqueda de sus propias formas de organización (y
no para imponerles las que nosotros consideramos las mejores o adecuadas). Para
ello, el punto de partida de todo proceso educativo es el aquí y ahora del
otro, su propio “universo vocabular” o mundo cultural (aunque esté echado a
perder), que debemos reconocer para no ejercer acciones meramente
asistencialistas, iluministas o paternalistas[1].
Pero saber partir de ese aquí y ahora no significa quedarse en ese nivel, sino
iniciar un largo camino desde allí.
Otro de los aportes fuertes de Freire es
la acción educativa centrada en el diálogo. El diálogo (lejos de lo que
sostienen la teorías del contrato social y del consenso, tan arraigadas en el
sentido común) dice Freire que es un encuentro, muchas veces conflictivo, no
armonioso; como tal, el diálogo es una larga construcción que se produce entre
identidades y culturas diferentes, entre experiencias diversas, donde cada una
y cada uno tiene que abrirse la posibilidad de pronunciar su palabra (lo que ya
es transformar el mundo).
Finalmente conviene recordar que Freire
contribuyó a pensar la educación popular, un campo tan extendido en nuestra
América Latina. Lejos de pensar en una educación basista, o de
“esclarecimiento” o adoctrinamiento de los sectores dominados, o una educación
primitiva o rudimentaria, Freire dice que “la
educación popular es la dimensión educativa del trabajo político”. Antes
que ajena o que alejada del trabajo político, la educación popular adquiere
sentido en él.
Estas
perspectivas centradas en el sujeto latinoamericano y una pedagogía del viaje
(Rodríguez), en el carácter educativo de los espacios sociales y en el valor de
la vivencia y la experiencia social (Taborda), en el reconocimiento del mundo
cultural del otro, el diálogo y la dimensión educativa del trabajo político
(Freire), contribuyen a pensar la educación no sólo en el sistema educativo y
en las escuelas. Tenemos este desafío: pensar y actuar en el campo educativo,
que es el conjunto complejo y conflictivo de polos, espacios, agencias,
actores, referentes, que contribuyen a que “leamos y escribamos” el mundo, a
que formemos nuestra subjetividad, a que constituyamos un sujeto colectivo
democrático.
[1] Véase el video “Paulo Freire,constructor de sueños” difundido por la Universidad de las Madres de Plaza de
Mayo.
GRACIAS!!! EXCELENTE BLOG!!!
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